

Acostumbramos a hablar de los míticos guitarristas del rock de todos los tiempos, lo que muchas veces nos hace perder de vista a otros grandes exponentes que quedan relegados a un segundo plano, a veces porque son músicos de nicho, no han pertenecido a bandas de éxito masivo o bien, han sido opacados por sus contemporáneos.
Creo que una mezcla de todo esto es lo que ocurre con Steve Hillage, quien fue parte fundamental de movimientos musicales orgánicos generados a fines de los ’60 y comienzos de los ’70. Esto quizás se deba a que no es un tipo de grandes solos ni veloz digitación. Al contrario, el sonido de Hillage es más bien atmosférico, pausado, de notas largas, aunque lleno de detalles, que por lo general, en sus discos solista, es la base para composiciones de corte space rock y sicodélico, de largo aliento y muy atmosféricas.
Antes de formular una carrera solista que posee pocos, pero contundentes álbumes, Hillage formó Arzachel a mediados de los ’60 junto a Dave Stewart, Monty Campbell and Clive Brooks, lo que fue el germen que más adelante daría vida a una de las bandas fundamentales del género Canterbury, Egg, con la que Hillage colaboraría como invitado mucho más adelante, en el disco “The Civil Surface” (1974). Antes de eso, en 1971, junto al bajista y cantante Nick Greenwood (The Crazy World of Arthur Brown), marcó otro hito al fundar la banda Khan, ícono del space y el kraut rock con el disco “Space Shanty” (1972). Luego de la disolución de Khan, colabora con Kevin Ayers en “Bananamour” (1973), época en que conocería a Daevid Allen y Miquette Giraudy, quienes lo invitan a formar parte de las sesiones de grabación del disco “Flying Teapot” de Gong luego de la partida de Christian Tritsch.
Así, Hillage pasa a convertirse en parte fundamental de la alineación más clásica de la legendaria banda space y sicodélica, aportando un sonido inconfundible a la trilogía “Radio Gnome”, la serie de discos más alabados y comentados de Gong. En esta época, junto a su compañero de la banda liderada por Allen, el percusionista Pierre Moerlen, participó en la performance en vivo del disco “Tubular Bells” de su coterráneo Mike Oldfield.
Pero lo bueno dura poco y la alineación soñada de Gong se disolvió en 1975, año en que Hillage lanza “Fish Rising” su debut como solista.
Es por ello que al escuchar este álbum, las comparaciones con el sonido Gong son inevitables. Esto porque además de la época, la mayor parte de los músicos de esta banda colaboran en este disco: Tim Blake (teclados), Didier Malherbe (vientos), Mike Howlett (bajo), Pierre Moerlen (batería, percusiones) y Miquette Giraudy (voces, percusiones), además de un viejo amigo de Hillage, Dave Stewart (órgano, piano) y Lindsay Cooper (fagot).
El disco cuenta de solo cinco temas, tres de ellos verdaderas suites divididas en varias secciones y dos temas de menor duración, “Fish” de casi dos minutos, y “Meditation of the Snake”, de poco más de tres.
Es así que comenzamos el viaje con “Solar Musick Suite”, dividida en cuatro partes que nos llevan de una sección melódica inicial, marcada no solo por la guitarra y la voz de Hillage sino que además por el característico trabajo en teclados de Tim Blake que le otorgan una atmósfera volátil a esa secuencia hasta la arremetida el primer solo de guitarra y una primera sección construida muy “a la Gong”, incluso con la aparición del saxo de Malherbe, desplegando una constante progresión que desemboca en una sección instrumental liderada por teclados y la guitarra que nos lleva a la tercera parte de esta suite, “Hiram Afterglid Meets the Dervish” en donde Hillage y compañía atacan con una inspirada, compleja y contundente secuencia progresiva instrumental.
Luego del breve y avant garde intermedio que representa “Fish”, por una parte, y la experimentación con capas de guitarra de “Meditation of the Snake”, llega “The Salmon Song”, con una de las más potentes y rítmicas entradas hechas alguna vez por Hillage, además de un inolvidable riff de guitarra, en otro tema que nos remite a las mejores composiciones de la elevada trilogía de Gong para luego pasar a una sección mucho más cercana al sonido sicodélico con alguna reminiscencias de jazz, regresando luego al leit motiv original del tema, aunque aderezado por un solo de guitarra y la masiva presencia de vientos.
El último larga duración del álbum, “Aftaglid”, abre de forma muy delicada, pero en seguida estalla en la sección más pesada del álbum, obra y gracia de la guitarra de Hillage y los teclados de Blake la que, poco a poco, va fluyendo hacia el segmento más acústico del disco, con clara influencia de la música india, para comenzar a construir una nueva estructura que desemboca en un nuevo y esta vez, rockero solo de guitarra, sin dejar de lado las atmósferas sicodélicas que brindan los sintetizadores e instrumentos de viento.
La huella de Hillage plasmada en este y otros de sus álbumes solista, es fácil de percibir en el sonido de diversas bandas consagradas al space rock y la sicodelia, surgidas a partir de los ’80 y ’90, entre ellas, Ozric Tentacles (con quienes Hillage colaboró en un álbum), Quantum Fantay, Melting Euphoria, Hidria Spacefolk y Acid Mothers Temple, por solo mencionar algunos. Por eso, al comenzar esta reseña comentaba que si bien Hillage no suele ser mencionado entre los monstruos de la guitarra, su estilo y contribuciones sí han sido adaptados y replicados en ciertos nichos, lo que reivindica su figura como uno de los músicos más influyentes de los ’70.
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Iván Ávila Pérez