

A mediados de los ’90, el ambiente musical estaba bastante revuelto. Las nuevas tecnologías digitales permitían grabar y producir en casa, lo que fue el motor para que jóvenes músicos desataran su creatividad sin las limitaciones de la gran industria, a lo que se sumaba el desgaste de varios géneros aparecidos en los ’80 y una nueva andanada de rebeldes bandas rock que en su mayoría, se identificaban con el movimiento grunge que, nos guste o no, vino a pegarle un par de cachetadas al sistema y a competir y quitarle espacios al uso excesivo de sintetizadores y grupos de desafinados cantantes púberes, aunque desde antes, había varias bandas que venían revolucionando el ambiente desde las vertientes más duras del metal y que en esta década, lograron la madurez que los llevó a convertirse en iconos, como Death, Napalm Death y Cynic por solo mencionar algunas.
Es en medio de todo este ambiente es que un guitarrista, vocalista y compositor canadiense llamado Devin Townsend, sintió que había desperdiciado los primeros cinco años de su carrera entregando lo mejor de su talento a otros músicos y bandas y parió lo que sería el primero de sus muchos hijos musicales, Strapping Young Lad (SYL), cuyo disco debut es el que nos convoca hoy, “Heavy as a Really Heavy Thing”, publicado el 4 de abril de 1995.
Se trata básicamente de un proyecto en solitario surgido de la desilusión de Townsend hacia la industria musical, luego de su trabajo con Steve Vai en “Sex & Religion” (1993). Mientras estaba de gira con The Wildhearts y grabando algunos demos con Jason Newsted (Metallica) y Tom Hunting (Exodus) con el nombre tentativo de IR8 (grabaciones que recién vieron la luz en 2002), firmó contrato con Century Media Records para lanzar cinco álbumes, pero Tonwsend descartó usar su propio nombre para estas producciones, para que no fueran promovidas como “discos del vocalista de Steve Vai”. De ahí que apareció en seudónimo de Strapping Young Lad (muchacho corpulento).
Básicamente, se trata de un disco en donde Townsend hace guitarras, voz, teclados, programación, mezcla, edición, producción, arreglos y dirección de arte, con algunas colaboraciones como las de Adrian White, Chris Byes y Smokin’ Lord Toot (batería), Jed Simon y Mike Sudar (guitarra), Chris Meyers (teclados) y Ashley Scribner (bajo). En él, ya encontramos algunos de los elementos que con el paso del tiempo se convertirán en sello de las producciones de Townsend. En primer lugar, aprovechar su rango vocal, que tiene que ser de los más amplios y matizados que rock de las últimas décadas, capaz de imprimir toda la crudeza del metal extremo pero también, momentos delicados y ambientales.
Segundo, la guitarra como un elemento que va más allá de los riffs y los solos y que a la par con los teclados, logra generar muros sonoros abrumadores y pesados. En tercer lugar, el uso del humor en muchas de sus letras, muy en la línea de Frank Zappa y Captain Beefheart, lo que aleja a Townsend de la seriedad remilgada de algunas bandas y solistas de la época, cosa que en lo personal encuentro muy valiosa, pues a veces, no es necesario tomarse tan adustamente esto de la música y el canadiense tiene ese talento de equilibrar con precisión elementos como su depurada técnica, la mezcla de diferentes estilos metal y ese humor a veces muy negro, en sus composiciones.
Y justamente hablando de estilos es que en SYL, Townsend hace ese despliegue que ha caracterizado su carrera por casi treinta años: se pasea con facilidad por el heavy, el thrash y el black metal, aplicando en ciertos precisos momentos gotas de progresivo y avant garde, entregando texturas que nos obligan a prestar atención en cada pasaje de los 10 temas que forman parte de la edición original y por supuesto, en los que fueron agregados en ediciones posteriores, entre ellos, un cover de “Exciter” de Judas Priest.
¿Favoritos personales de este álbum? Bueno, es difícil escoger un puñado, pero debo decir que “S.Y.L.”, “Goat”, “Critic”, “The Filler – Sweet City Jesus” y “Satan’s Ice Cream Truck” son las que mejor representan el talento de Townsend para generar atmósferas pesadas y envolventes, brindar pasajes de extrema complejidad y al mismo tiempo, mixturar diferentes estilos de rock y metal.
En los años posteriores, Townsend convertiría este proyecto en una banda formal que terminó por disolverse en 2006 y que la mayor parte del tiempo, estuvo compuesta por Jed Simon (guitarras, voces), Byron Stroud (bajo, voces) y Gene Hoglan (batería) además de varios músicos invitados, sacando cinco discos en estudio, pero Townsend no dejaría de perfeccionar su estilo e intereses musicales, logrando empalmarlos en diferentes discos como solista y proyectos como Devin Townsend Band, Devin Townsend Project y Casualties of Cool, convirtiéndose con el tiempo en uno de los músicos más apreciados y admirados de manera transversal, no solo en el mundo del metal, concitando una gran cantidad de fans incluso en nuestro país, confirmando la sólida calidad que posee como artista e incansable buscador de nuevas fórmulas musicales que hasta el día de hoy, sorprenden por su calidad, puesta en escena y vanguardismo.
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Iván Ávila Pérez