

Llegando a algún lugar, pero no aquí: 17 años de “Deadwing” de Porcupine Tree
Si hay algo que caracteriza a Steven Wilson, multi instrumentista, voz, productor y el cerebro detrás de uno de los proyectos musicales más aplaudidos de las últimas décadas, es su eclecticismo, búsqueda constante y experimentación con diferentes estilos, lo que ha llevado a Porcupine Tree de ser una “one man band” en los albores de los 90, a pasar por una etapa más espacial, sicodélica y progresiva para luego, a partir del 2000, involucrar elementos del rock pesado que no solo se deben a las indagaciones e intereses de Wilson, sino que también al ingreso de Gavin Harrison en lugar de Chris Maitland a partir del disco “In Absentia” (2002), dando forma a la alineación que marcó esta época más heavy de PT junto a Richard Barbieri (teclados) y Colin Edwin (bajo).
Es por eso que “Deadwing”, a diferencia de los álbumes anteriores de PT, se caracteriza por riffs más pesados e intensos que marcan el ritmo y la estructura de temas como “Deadwing”, “Shallow” y “Open Car”, aunque la banda no deja de lado algunas secciones más atmosféricas y volátiles marcadas por los teclados de Wilson y Barbieri. También nos encontramos con baladas flotantes como “Lazarus” y “Mellotron Scratch”, que nos llevan al sonido más pausado y espacial de PT que caracterizó discos como “Signify” (1996) o “Stupid Dream” (1999). Casi podríamos incluir en este grupo a “The Start of Something Beautiful” que también es un tema muy relajado, pero cuya composición deriva en otras tonalidades musicales que lo llevan un par de pasos más arriba de ser una simple balada, además de poseer arreglos que lo convierten en una de las joyas del disco.
Sin dudas, “Arriving Somewhere but Not Here” es el magnum opus de este álbum con sus 12 minutos de duración. La letra ya es de retorcer a cualquiera por su crudeza y desesperanza, mientras que pasajes muy sinfónicos se mezclan con riffs y solos muy pesados en lo que quizás es la composición más progresiva de este disco.
El cierre con el tema “Glass Arm Shattering”, nos lleva otra vez a ese Porcupine Tree de fines de los ’90 aunque con toques sutilmente más pesados, especialmente en el sonido del bajo y la guitarra, con un tremendo trabajo de Harrison en batería y a mi parecer, texturas atmosféricas en teclados y programación que llevan pausadamente a un final épico muy bien logrado, final redondo para este álbum
Y claro, hay que mencionar las colaboraciones insignes que aparecen en este disco: el legendario Adrian Belew (King Crimson) en los solos de guitarra de “Dedwing” y “Halo” y uno de los yuntas de Wilson, Mikael Åkerfeldt (Opeth) que aporta con un memorable solo de guitarra en “Arriving Somewhere…” y voces de apoyo.
En lo personal, es un álbum agradable y fácil de escuchar, pero jamás he dejado de sentir que es como una pausa o un relajo entre los LP “In Absentia” y “Fear of a Blank Planet” y el EP “NIL Recurring (estos últimos del 2007), a mi juicio, muy superiores en cuanto a composición y conjugar de mejor manera los diferentes géneros, influencias, pasiones y experimentaciones que Steven Wilson que este 2022 y después de algunos tropiezos como solista, revivió a Porcupine Tree en formato de trío con “Closure / Continuation”, álbum que hasta el momento, ha hecho recuperar la fe de los fanáticos de la banda y su líder.
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Iván Ávila Pérez